
22 Dic Mentalidad exponencial en la empresa
Ese tipo de crecimiento se basa en un aumento del volumen de forma rápida y acelerada, en proporciones multiplicadoras a diferencia del crecimiento lineal, más constante y con una proporción incremental. Ese crecimiento se ha activado con la revolución tecnológica y digital. Los avances en ese campo son mucho más rápidos que en la industria clásica y, por lo tanto, los resultados se diferencian mucho y más rápido entre cada avance.
En una empresa, el concepto de mentalidad exponencial se basa en aprovechar esos cambios e innovaciones, y aplicarlos para activar procesos de impacto en la organización. Para empezar, esta mentalidad no funciona siempre ni en cualquier escenario. Primero que nada, la empresa debe tener recursos financieros sanos y suficientes, debe también tener estructuras sólidas pero flexibles, y también un equipo de trabajo de alto impacto.
Para ello, el líder debe tener también características específicas en su quehacer.
La primera de ellas es la capacidad de pensar en grande, bajo un conocimiento óptimo de las tecnologías necesarias para lo que queremos conseguir. Así, al saber que la tecnología puede abordar la abundancia y no la escasez, se activan los recursos adecuados para conseguir nuevas oportunidades.
Aquí radica otra de las capacidades de una mentalidad exponencial, la de la asunción de riesgos controlado.
También es necesario el desafiar a la incrementalidad. Es decir, se debe pensar dos pasos más allá ante la mejora de un producto o proceso. La estrategia debe estar pensada para incorporar dos mejoras en lugar de una. El crecimiento incremental es lineal. El crecimiento no incremental es exponencial.
Con ese contexto se consigue una apuesta decidida por la innovación, por facilitar la escalabilidad de la organización. También la empresa se posiciona para abordar nuevos mercados. Y, todo ello, con equipos interconectados y colaborativos promovidos por la persona con mentalidad exponencial.
Pero también puede haber efectos negativos. De hecho, esta mentalidad es de alto riesgo ya que se están apostando grandes cambios en cortos tiempos. El exceso de confianza sin fundamentos puede activar una falta de control de los desarrollos. También puede ser que la necesidad de rapidez con tecnologías disruptivas choque con la sostenibilidad. Ese aspecto debe tomarse mucho en consideración. Se deben gestionar con mucho tino los recursos para que sean los necesarios sin tensionar a la organización.
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